Por Maresia Nefer, coach astral cuántica
Bienvenidos, mis amantes estelares, mi tribu de gente rara. En este primer artículo de una serie especial, quiero invitarte a reflexionar sobre el fallecimiento del Papa Francisco, no desde el drama, la inmediatez ni la polémica, sino desde el símbolo profundo que representa este acontecimiento en nuestra historia espiritual y colectiva.
Un momento cargado de simbolismo: cuando el hombre muere, nace el símbolo
El 21 de abril, el día del fallecimiento del Papa, coincidió con el aniversario del nacimiento de la reina Isabel y con Neptuno en el grado cero de Aries, una posición astrológica que habla de liderazgo y renacimiento espiritual. No es una casualidad. Es una señal cósmica que marca el fin de una era y el inicio de otra.
Francisco no muere solo como persona, sino como figura simbólica que desmanteló jerarquías y devolvió el poder espiritual al pueblo. Su elección de no ser enterrado con símbolos de poder, de pedir expresamente que no se lo nombre como “santísimo pontífice” y de elegir Santa María Maggiore como lugar de descanso final habla de una decisión clara: horizontalidad y humanización de la espiritualidad.
Exequias: el rito del final y el inicio
Las exequias del Papa están cargadas de simbolismo pagano y cristiano. Desde la vestimenta roja que representa el sacrificio, hasta los nueve días de misas (novenario) que tienen raíces en el paganismo romano, todo está diseñado para expresar la transición entre lo terrenal y lo sagrado.
La ausencia del báculo, de los anillos de oro y del lujo habla de una nueva forma de entender la abundancia: lo esencial sobre lo adornado. La Basílica del Vaticano, construida sobre la tumba de Pedro, será testigo de esta transición. Pero Francisco eligió otra ruta: Santa María Maggiore, energía femenina, útero simbólico, espacio de renacimiento.
El poder vuelve al pueblo: Plutón en Acuario y Neptuno en Aries
La conjunción de estos tránsitos planetarios marca el cierre de un ciclo y el nacimiento de una nueva espiritualidad. Francisco se despoja de títulos y privilegios para mostrar que la conexión divina no requiere intermediarios. Esto es una señal para nosotros: hacernos cargo de nuestra espiritualidad, sin delegarla.
El cónclave y el interregno: 9 días de vacío
El período de sede vacante es también un ritual: cerrar la habitación papal, romper el anillo del pescador y custodiar su cuerpo es más que protocolo. Es simbolismo puro. Es la preparación del terreno para que el nuevo liderazgo emerja. Y no se trata solo del próximo Papa, sino de una nueva forma de ejercer el poder espiritual.
El legado y la pregunta clave
Francisco deja un mensaje claro: no hay necesidad de jerarquías para la conexión con lo divino. Las estructuras caerán si no están al servicio de la evolución espiritual. Y eso nos lleva a la gran pregunta: ¿Estamos listos para asumir nuestra propia guía espiritual?
Un nuevo ciclo se activa
El 6 de mayo comienza el cónclave, en plena luna nueva en Tauro, con una conjunción de energías que invitan a una nueva relación con lo terrenal y lo sagrado. No es coincidencia: es el inicio de un nuevo contrato espiritual.
El mundo cambia, las estructuras también. Pero más que preguntarnos quién será el próximo Papa, deberíamos preguntarnos quiénes vamos a ser nosotros en este nuevo tiempo.
Gracias por estar, por sentir, por despertar. Seguimos en el próximo artículo.
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